jueves, 17 de diciembre de 2009

James Allen: "El Hombre Pensante" (extracto del libro)



El Hombre Pensante




PENSAMIENTO Y CARÁCTER

 

El aforismo “como piensa el hombre desde su corazón, así es él”, no sólo abarca todo el ser del hombre, sino que va hasta cada condición y circunstancia de su vida.


El hombre es literalmente lo que piensa, su carácter es la suma de todos sus pensamientos.


El actuar es el brote de su pensamiento, y disfrutar y sufrir son los frutos, entonces el hombre es el que almacena  lo dulce y amargo fruto de su propia siembra.


Causa y efecto son absolutos y constantes en el reino oculto del pensamiento, como en el mundo visible y material.


El hombre se hace y deshace por sí mismo, en la armonía del pensamiento, forja el arma con la que se destruye a si mismo, así como diseña las herramientas con las que se construye a sí mismo mansiones celestiales de alegría, fortaleza y paz.


A través de la adecuada selección y la verdadera aplicación del pensamiento, el hombre asciende a una Divina Perfección; a través del abuso y la incorrecta aplicación del pensamiento, desciende por debajo del nivel de la bestia.


El hombre es el maestro del pensamiento, el que moldea su carácter, y el que hace y forma las condiciones, el ambiente y el destino.


Como un ser de Poder, Inteligencia y Amor, y siendo el Amo de sus pensamientos, el hombre tiene la llave para cada situación que se le presenta y tiene dentro de sí esa facultad de transformación y regeneración, para poder hacer de sí mismo, lo que desee.


A través de la búsqueda de la Ley sobre la cual se ha establecido, se convierte en el sabio maestro, dirigiendo sus energias con inteligencia, y creando a través de sus pensamientos situaciones fructíferas.


Entonces el hombre debe descubrir dentro de si mismo las leyes del pensamiento, cuyo descubrimiento es totalmente un asunto de aplicación, auto-análisis y experiencia.


Sólo a través de una búsqueda abundante, se obtienen oro y diamantes, el hombre puede encontrar que cada verdad está conectada con su ser, si él busca en lo profundo de su alma, y que comprende que es él, el que forma su carácter, quien moldea su vida, el que construye su destino, podrá probar, si observa, controla y altera sus pensamientos, rastreando sus efectos a través de si mismo, a través de los demás, y a través de su vida y sus circunstancias,  enlazando la causa y el efecto a través de una práctica paciente e investigación, y utilizando su experiencia, aún en la situación cotidiana más trivial con el objetivo de obtener ese conocimiento de si mismo, que es el Entendimiento, la Sabiduría y el Poder. 


Sólo a través de la paciencia , la práctica y la perseverancia, el hombre podrá entrar a través de la Puerta del Templo del Conocimiento.
   

EL EFECTO DEL PENSAMIENTO Y LAS CIRCUNSTANCIAS



Así como el jardinero cultiva su huerta, manteniéndola libre de plagas, y haciendo crecer los frutos y las flores que él requiere, de igual forma el hombre hace lo mismo con su mente, deshaciéndose de todos los pensamientos erróneos, sin sentido y negativos, y cultivando con perfección las flores y los frutos de los pensamientos correctos, con sentido y positivos.


Al buscar este proceso, el hombre tarde o temprano descubre que él es el Maestro Jardinero de su alma, el director de su vida.


Las condiciones externas de la vida de una persona, siempre estarán en armonía con el estado interno, esto no significa que las circunstancias del hombre en un cierto tiempo, indican todo su carácter, pero esas circunstancias están conectadas íntimamente con algun elemento vital del pensamiento, que por ese momento, son indispensables para su desarrollo.


El hombre es confrontado por las circunstancias mientras se percibe a sí mismo como la creación de las condiciones externas, pero cuando se da cuenta que tiene el poder de crear, y que él puede dirigir la mancha oculta y aprende de las circunstancias, se convierte en el maestro de si mismo.


El alma atrae lo que ha sido secretamente albergado, eso que ama, eso que teme; llega  a lo alto de sus aspiraciones más preciadas, y las circunstancias son un reflejo de su alma.


Las circunstancias no hacen al hombre, lo muestran a sí mismo.


El hombre no atrae lo que él quiere, sino lo que es.


Sus deseos y oraciones sólo son gratificadas y contestadas cuando están en armonía con sus pensamientos y acciones.


Pelear contra las circunstancias significa que el hombre está continuamente luchando con un efecto , cuando todo el tiempo nutre y conserva la causa en su corazón.


El hombre está ansioso de mejorar sus circunstancias, pero no desea mejorar él mismo, por lo que permanece confinado.


Aún el hombre cuyo único objetivo es adquirir riqueza, debe estar preparado para hacer grandes sacrificios personales, antes que pueda lograr su objetivo.


He aquí un hombre que es extremadamente pobre. Está ansioso de mejorar su hogar y su ambiente, pero todo el tiempo rehuye a su trabajo, y considera que él está justificado en tratar de engañar a su patrón en el tema de sus pagos. Este hombre no comprende los principios básicos que son la base de la prosperidad, no sólo está atrapado en su pobreza, sino que atrae a sí mismo un mayor grado de pobreza al permanecer y actuar de forma indolente, con pensamientos de engaño y cobardía.


He aquí un hombre rico, que es víctima de una enfermedad dolorosa y persistente, resultado de gula. El está dispuesto a dar grandes cantidades de dinero para curarse, pero no sacrifica sus deseos de gula. Quiere gratificar su gusto por viandas ricas y no naturales, y tener salud tambien. Este hombre no puede tener salud, porque aun no ha aprendido los principios de una vida saludable.


He aquí un empleador de mano de obra, que toma medidas poco éticas para pagar el sueldo adecuado, y con la esperanza de tener grandes ganancias, reduce los sueldos de sus trabajadores. Este hombre no puede tener prosperidad, y cuando se encuentra en bancarrota, culpa a las circunstancias, sin darse cuenta que él mismo es el creador de su condición.


En estos tres ejemplos podemos ver  que el hombre que está continuamente frustrando sus logros, al crear pensamientos y deseos que no tienen armonía con los resultados.


Buenos pensamientos y buenas acciones, nunca pueden producir malos resultados; malos pensamientos y malas acciones nunca pueden producir buenos resultados.


Las circunstancias con las que el hombre sufre, son el resultado de su falta de armonía mental. Las circunstancias que el hombre ve como bendiciones, son el resultado de su propia armonía mental.


Las bendiciones y riquezas sólo  se juntan cuando las riquezas son usadas adecuadamente y sabiamente, y el hombre pobre desciende a su limitación cuando se percibe en un mundo injusto.


Un hombre sólo comienza a ser un hombre cuando deja de quejarse y lamentarse y comienza a buscar la justicia oculta que regula su vida. Y al adaptar su vida a este factor regulatorio, deja de acusar a los demás como la causa de su condición, y  se hace a sí mismo a través de pensamientos nobles y fuertes, deja de quejarse de las circunstancias, y comienza a utilizarlas como ayudas para su progreso y descubre los poderes y las posibilidades ocultos dentro de si mismo.


El hombre debe alinearse a sí mismo, encontrando que el universo es así, y en el proceso de alineación, va a encontrar que mientras cambie sus pensamientos hacia las cosas y los demás, las cosas y los demás cambiarán sobre él.


El hombre imagina que el pensamiento puede permanecer secreto, pero no es así, rapidamente se cristaliza a través de hábitos, y los hábitos solidifican las circunstancias.


Pensamientos de miedo, duda, indecisión… se cristalizan en habitos de debilidad , que se materializan en circunstancias de fracaso, pobreza y dependencia.


Pensamientos de pereza, se cristalizan en hábitos deshonestos, que se materializan en circunstancias de maldad y miseria.


Pensamientos de odio, se cristalizan en hábitos de acusaciones y violencia y se materializan en circunstancias de injuria y persecución.


Pensamientos egoístas de todo tipo, se cristalizan en hábitos de búsqueda de si mismo, que se materializan en circunstancias perturbadoras.


Por otro lado, pensamientos hermosos de todo tipo, se cristalizan en hábitos de gracia y amabilidad, que se materializan en circunstancias geniales y radiantes: pensamientos puros se cristalizan en hábitos de templanza y auto-control, que se materializan en circunstancias de paz y reposo.


Pensamientos de auto-confianza, valor y decisión, se cristalizan en hábitos de ánimo, que se materializan en circunstancias de éxito, plenitud y libertad.


Pensamientos de perdón, se cristalizan en hábitos de gentileza, que se materializan en circunstancias de protección.


Pensamientos de amor cristalizan hábitos de comprensión a los demás, que se materializan en circunstancias de prosperidad y riqueza.


El hombre no puede directamente seleccionar sus circunstancias, pero sí puede seleccionar sus pensamientos, y de forma indirecta y segura, dar forma a sus circunstancias.


EFECTO DEL PENSAMIENTO EN LA SALUD Y EN EL CUERPO



La enfermedad y la salud, como las circunstancias, tienen sus raíces en el pensamiento.


Los pensamientos enfermos, se expresan a través de un cuerpo enfermo.


Las personas que tienen miedo a enfermarse, son las que se enferman.


Pensamientos de fortaleza, pureza y felicidad, forjan al cuerpo de vigor y gracia. El cuerpo es un instrumento delicado, que responde inmediatamente a los pensamientos que son impresos en él, y los hábitos de pensamiento producirán sus propios efectos sobre él: buenos o malos.


No hay médico como los pensamientos, aliento para disipar las enfermedades del cuerpo, no hay un confortador comparado con los buenos deseos de dispersar las sombras de los lamentos y culpas.


Vivir continuamente con pensamientos de enfermedad, cinismo, sospecha y envidia, significa estar confinado a una prisión hecha por uno mismo.


Pero pensar bien de todo, estar alegre con todo, para pacientemente aprender a encontrar lo bueno en todo – tales pensamientos son un portal al cielo, y atraer dia a dia pensamientos de paz hacia los demás, atraerá una paz abundante .


SERENIDAD



La tranquilidad de la mente es una de las hermosas joyas de la sabiduría.


Es el resultado de un largo y paciente esfuerzo en el control de uno mismo.


Su presencia es el indicador de una experiencia madura, y de un mayor entendimiento de las leyes y forma de operar del pensamiento.


El hombre se vuelve tranquilo en la medida en que se percibe a sí mismo como un ser de pensamiento evolutivo, para tal conocimiento requiere de comprender a los demás como el resultado de su pensamiento y como desarrollar el correcto entendimiento, y ve más y más claramente las relaciones internas de las cosas por la acción de la causa y el efecto, deja de quejarse, enojarse, y preocuparse y lamentarse, se mantiene equilibrado, firme, sereno.


El hombre en calma, al haber aprendido como gobernarse a sí mismo, sabe como adaptarse a los demás, y ellos a su vez, reverencian su fortaleza espiritual, y sienten que pueden aprender de él y confiar en él.


Entre más tranquilo llega a ser un hombre, mayor es su éxito, su influencia, su poder para bien.


Aún el comerciante ordinario verá incrementada la prosperidad en su negocio mientras desarrolla un mayor auto-control y ecuanimidad, las personas siempre prefieren hacer tratos con un hombre cuya conducta es fuertemente constante.


El hombre fuerte, en calma, siempre es amado y venerado, es como un oasis en el desierto, o una roca que protege en una tormenta “Quien no ama un corazón tranquilo , una vida balanceada de dulce temperamento?, no importa si llueve o brilla el sol, o que cambios llegan a aquellos que poseen estas bendiciones, para ellos siempre son dulces, serenos y calmos.


Esa exquisita postura que llamamos serenidad es la última lección de cultura, es el florecimiento de la vida, el fruto del alma. Es tan precioso como la sabiduría, más deseada que el oro – sí aún más que el oro fino.


Que insignificante parece la simple búsqueda de dinero en comparación con una vida serena – una vida que yace en el océano de la Verdad, por debajo de las olas, más allá de cualquier tempestad, en la Calma Eterna.


Cuantas personas conocemos que arruinan sus vidas con temperamentos explosivos, que destruyen el equilibrio de su carácter y hacen mala sangre. Es una pregunta si la mayoría de las personas no arruinan sus vidas y estropean su felicidad por la falta de un control de si mismos.


Cómo pocas personas que conocemos en nuestras vidas, que son equilibradas, que tienen ese exquisito balance, que es característico del carácter terminado.


Sí, la humanidad surge con una pasión incontrolable, agitada con un lamento ingobernable, agobiada por la ansiedad y la duda.


Sólo el hombre sabio, sólo aquél cuyos pensamientos son controlados y purificados, hace que los vientos y las tormentas lo obedezcan...


Almas sacudidas por la tempestad, donde quiera que estén, sepan esto – en el océano de la vida, las islas de Bendiciones están sonriendo, y la siembra radiante de tus ideales, está por venir.


Mantén tu mano firme a través del mando de tus pensamientos. En la barca de tu alma se reclina el Maestro del dominio. El está dormido. Despiértalo. El control de uno mismo es fuerte, el Pensamiento Correcto es la supremacía. Calma es Poder.


Dí dentro de tu corazón: “Paz, permanece ahí”




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